lunes, 3 de febrero de 2014

La ciencia es mi religión

Esto no lo digo con un aire petulante de celebración por haber matado a dios ni siendo despectivo sobre la espiritualidad de otros, pero cuando dios murió para mi fue algo hermoso. Dios murió para mí aquel día a mis 7 años cuando veía “El Universo” en Discovery Channel en casa de mi abuela. En ese capítulo aprendí que los átomos de los que yo y todo lo demás estaba hecho provenían exclusivamente de los diferentes tipos de muertes de diferentes tipos de estrellas. Las preguntas como el por qué estamos aquí o para qué, o aquella sensación de soledad o incertidumbre sobre el futuro; todas esas preguntas o más bien miedos, que en un principio son las que crean a dios, desaparecieron. Parece que yo quería saber y no creer como decía Sagan.

La ciencia es mi religión, y es lo más hermoso que me ha pasado hasta ahora. Estoy seguro que el día que mi esposa que siempre he amado aparezca superará eso, pero la ciencia es mi vida por ahora. Y es que la ciencia no me somete, no me impone creencias ni me da recetas ciegas. Cuando dudo no me reprime y cuando no sé me da la fenomenología de lo sucedido. La duda y la curiosidad por resolver esa duda son los regalos más lindos que mis genes y el contexto de mi crianza me dieron.

Creo que saber la manera en que cierta frecuencia lumínica desde el sol actúa de cierta manera con ciertos electrones de específicos elementos en la atmosfera terrestre y que luego tal luz entra a mi ojos y es convertida por ciertas células en pulsos electroquímicos que viajan por mis nervios a mi cerebro que él la interpreta como la azulidad del cielo… creo que todo eso, el comprender una cadena de eventos lógicos, comprobables, predecibles y por tanto reales, es más bonito que te digan que el cielo es azul porque dios lo hizo así y que por ello hay que adorarlo. El saber es más espiritual y te llena de humildad más que cualquier otra cosa, te deja saber que eres una partesita infinitesimal de un sistema tan basto que te sobrecoge pero que a la vez te reconforta porque al todo estar conectado te vuelves igual de importante que cualquier otra cosa o persona, allí tu ego desaparece. La hermosura está en el universo, y cuando sabes más sobre él y te regocijas sobre lo más que ignoras de él se torna incluso mas hermoso.

Aquel día en clase de Física 2 que supe como funcionaban las ondas de sonido y sus ecuaciones, me enamoré de dos de mis tres pasiones: la ingeniería y la música, la otra es el exceso de sexo con amor…

Ya no tengo miedo a sentirme solo en el universo, ya no tengo la necesidad de controlar o que algo controle mi destino, ya no busco trascender en el tiempo por el hecho de temer al que hay después de la muerte. Ya no, y mucho menos cuando sabemos que la ciencia, a través del parceraso de Einstein, nos dejó que el pasado presente y futuro, todos conviven a la vez y que también parece que cada decisión que tomo crea un universo paralelo. Entonces saber que estoy tanto en control como en no control de mi destino me divierte más, voy con el flujo del tiempo y con mi hedonismo disfrutando de lo que hay debajo de mi piel y afuera de ella…

Ok, es posible que un ente o entes hayan creado el universo, si es así crearon algo hermoso, si no es igual, pero la ciencia es la que te da las bases para entender tal belleza y tener el único chance de ser feliz verdaderamente.