lunes, 8 de junio de 2015

La causa de todos los males (Breve resumen)

Somos seres humanos hace 200.000 años, dejamos de ser nómadas hace 10.000 y apenas vivimos, la que denominamos  vida moderna hace tal vez unos 2000. Esto significa que aún estamos diseñados para al modo de vida antiguo. Nuestros genes no han tenido tiempo para adaptarse a la vida moderna.

En aquellos tiempos antiguos luchábamos por sobrevivir el día a día. Luchábamos por conseguir el alimento y sexo del día. Así que valores y comportamientos como la acumulación, la promiscuidad, el egoísmo y el oportunismo, eran simplemente necesarios para sobrevivir en tal época.

La comida era escasa, el azúcar no existía, éramos nómadas, éramos presas, no había luz artificial, no nos sentábamos. En ese momento, exactamente igual que al día de hoy, nuestros sistemas endocrino, metabólico, de recompensa cerebral, etc., funcionan recompensando los actos que aseguraban la supervivencia a corto plazo.

Cuando la vida civil era inexistente, a los humanos no nos era relevante pensar qué había pasado hace 100 años, ni qué pasaría en los próximos 100. Sólo importaba el hoy.

Con la vida moderna comienza una gran batalla entre la razón y la biología. Una batalla entre poder desplazarnos mentalmente en el tiempo versus los mecanismos biológicos adaptados a las vivencias a corto plazo. Aún no ha habido tiempo para que nos concierna ni el presente ni el futuro y por ello llevamos repitiendo la misma historia por siglos.

En Grecia hace unos 3000 mil años, ya ocurrieron todos los males que hoy soportamos  (gobierno corrupto, violencia de género, contaminación, falta de educación, monopolios) y no evitamos ninguno de ellos hoy. Hace más de 2000 mil años Aristóteles básicamente dijo que los jóvenes ya no leían y eran muy irrespetuosos con los mayores.

Sí, estos pocos impulsos antiguos son la causa de todos los males. Ellos evitan al hombre posponer el placer originando las ansias de poder irracional. Esto provoca en cadena, gobiernos corruptos, guerras innecesarias, religión, contaminación, brecha económica, hambruna, etc. No es que seamos inconscientes ni malos, es que hay que esperar otro rato para adaptarnos.

Aun cuando las necesidades básicas para vivir están sobrecubiertas, como sucede en las ciudades modernas, nuestros cuerpos nos dicen -recolecta o muere-, así que nunca es suficiente. Hoy debemos planear a largo plazo y se nos exige priorizar tanto nuestras vidas como la de millones por venir y eso va en contra de los intereses primitivos.

La tecnología evoluciona muchísimo más rápido que la biología. Esta nos tomó por sorpresa, nos sació y nos confundió. Pero al mismo tiempo nos organizó como sociedad y nos entregó las nociones de la necesidad de evolucionar.

Esto arriba es básicamente el único problema que tenemos. El resto de nuestros impulsos biológicos nos dictan unión, gentileza y sobre todo vida.

Eliminando esos hoy inconvenientes impulsos biológicos se alcanzará la próxima gran revolución humana. El escenario es que no hay tiempo para eliminarlos a través del curso natural de la evolución antes de autodestruirnos.


Debemos cambiar rápido y lo haremos. Si no lo logramos a través de enormes reformas sociales lo haremos modificando artificialmente nuestros genes.